9 de marzo de 2014

Sola



Hoy hace un día de puta madre. Me apetece desconectar. Cuando acabe el curro llamaré a Sonia para que nos vayamos a tomar algo por ahí, aprovechando que Carlos no está. Así no me monta el numerito de siempre. Tengo ganas de bailar, dar vueltas como una loca, saltar, tomarme una cerveza... Ni el capullo de mi jefe impedirá que disfrute del día.

- ¿Sonia?
- Dime, nena.
- Carlos está de viaje. ¿Salimos a tomar algo por la noche?
- Ok. A las 11 voy a recogerte y ya veremos qué hacemos.
- Muy bien,  fins després.


Después de hablar con ella, las horas que me faltaban del curro se pasaron más lentas de lo normal. Llegué a casa, cené y luego me duché. Cuando salía de la ducha sonó mi móvil. Era Sonia. Vaya. Me dice que no sale, que está con un tío. Pensé que se lo estaba tirando, pero no. No está con ella. Chatean. Comenta que está muy cachonda y que no puede cortar la conversación así como así. Joder. Esta noche me cambia por un polvo virtual. Da igual. Otra vez será.

Nadie me va a joder la noche. Continúo con lo que estaba haciendo. Cogí el aceite corporal, y empecé a extender una capa sobre mis piernas, desde los tobillos hacia las caderas. Luego mi cintura, mi barriga, mis senos... Me gusta darme un masaje en las tetas, cogí esa costumbre cuando me empezaron a salir, ya que decían que si no se masajeaban no crecían y tonterías así por el estilo. La verdad es que ahora lo hago porque me excita. Me relaja. Continué extendiéndome el aceite por los brazos y la espalda. 




Mis planes habían cambiado en un momento. Podría salir por la noche pero no me apetecía bailar sola. No quería que se me acercara ningún pesado. Abrí el cajón y allí estaba el lubricante. Sólo la idea de masturbarme me estaba poniendo cachonda. Sentía la humedad de mi vagina. Cogí el lubricante para experimentar con una sensación algo diferente a la de mis propios flujos. Desnuda fui a la salita y encendí una tenue luz. Puse música a con poco volumen, no quería que me desconcentrara. Me tumbé en el sofá y me puse un poco de lubricante en mis dedos y lo extendí entre las yemas. 

Inspiré profundamente y llevé mis dedos a mi buscando la zona más palpitante de mi sexo. Rodeé mi clítoris una y otra vez. Suavemente, sin apretar demasiado. Extendía el lubricante y se mezclaba con mis flujos cada vez que bajaba hasta mi vagina. ¿Sabes? Pienso que estoy contigo, que mis dedos son tus dedos. Entonces ligeramente penetran dentro de mi y salen para buscar otra vez el palpitar de mi clítoris. Lo rodean otra vez y lo aprietan un poco. Ahora necesito más presión, más rapidez, más... de ti. Un poco más fuerte, un poco más rápido. 

Si estuvieras aquí, notarías que mi respiración es más rápida, y me escucharías gemir, quedarme sin aire por momentos. Estoy imaginándote sentado a pocos metros de mi mirando cómo disfruto, como si yo fuera parte de aquella película porno que vimos juntos la otra vez. Cada vez más excitada. A punto de correrme, de gritar, de estallar. Mis dedos ¿o tus dedos? siguen frotándome, siguen apretando, me hacen gozar, gemir, disfrutar... Me ahogo...¡Me corro!¡Joder!

Finalmente no ha estado tan mal el cambio de planes. Te toca. ¿Vienes a mis sueños?