15 de enero de 2010

5. La reflexión de Clarice

Hoy llevo el día muy empanada. Estoy... no sé cómo decirlo, aturdida sería la palabra. Empanada. Tengo la líbido por las nubes, y ahora entiendo quién me podría bajar este calor que tengo.

- Clara, espabila.-Es la voz de mi jefe. Este facha que vive en el siglo pasado. Barrigón, con bigote. Me da mucho asco, la verdad. ¿Este hombre  tendrá vida sexual? ¿Irá de putas? Sólo de pensar la escena, me dan arcadas.

Necesito el trabajo, si no me habría ido hace tiempo. Mientras hago mi trabajo, noto unos ojos clavados en mi escote. Otra vez el guarro de mi jefe, que me está mirando las tetas. ¡Qué asco! Seis horas, sólo me quedan hoy seis horas de este calvario, y me voy hasta mañana.

Yo sigo pensando en lo que pasó el otro día con Sergio. No me puedo creer que le haya  puesto los cuernos a Carlos. Y mucho menos con alguien al que acabo de conocer. Es muy contradictorio lo que me pasa en la cabeza ahora. Por una parte estoy arrepentida porque creo que Carlos no se merece esto. Es mucho el tiempo que llevamos juntos. Pero por otra parte, me excito cuando pienso en lo que pasó entre Sergio y yo. Quizás algún día le busque. ¿Cómo puedo pensar en repetir si me estoy arrepintiendo? Estoy hecha un lío.

Alguien me acaba de dar un manotazo en el culo. Me giro rápidamente y dispuesta a darle un tortazo a mi jefe. ¡Uf, Carlos! Casi te doy un bofetón. "¡Hola, Clara! Luego comemos juntos. Hasta las 6 no he quedado con ningún cliente. Te voy a llevar al Lloid. Cuando acabes te vengo a buscar."

Carlos se fue tal y como había vuelto. Esta mañana iba vestido de sport, con sus tejanos y sus jersey del lagartijo. Si es que hasta vestido de calle no puede evitar ser pijo. Mientras te ibas, pensaba "¿Carlos, sabes que te he puesto los cuernos? ¿Te habrás dado cuenta?" ¿Cómo puedo estar pensando en repetirlo, si Carlos me quiere? Creo que no lo haré más. Me arrepentiría toda mi vida. Si al menos Carlos fuera tan bueno en la cama... ¡Buf, estoy hecha un lío!.

Luego saldré un rato y para despejarme y salir de este ambiente. Desde la noche aquella no he vuelto a saber de Sonia. Supongo que se acabaría liando con el maromo aquél. Nunca hablamos de los detalles. Algún día la llamaré para quedar con ella. Pero eso será más adelante, no quiero que se me fastidie otra vez mi relación con Carlos. Siempre que quedo con ella se mosquea. Quedan dos horas y me voy a comer con mi novio. Espero que mi jefe me deje tranquila todo el día. Suele hacerlo cuando se pasa por aquí Carlos. Una hora y 59 minutos... Ya queda menos.

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