9 de abril de 2010

1. Eclipse


El verdadero sabor del placer reside en la variedad. En envolver a la presa en misterio, en hacerla creer que nos ha capturado y en verla pavonearse de poder. Mostrarnos sumisos, sometidos. Entonces, con la mirada de un depretador, le inducimos temor, mucho temor, al hacerla saber que será ella la que, verdaderamente morirá, en tus manos.

Preciado deleite, es lamer los cremosos fluidos que emanen del cuerpo de un varón. Frotar mis labios contra el caliente y suave miembro, latente, eyaculando... Morder la punta a la vez que él retrocede y suelta un pequeño quejido. Placer también es saborear las curvas más suculentas de una mujer. Acariciar sus senos, observar cómo su piel se eriza con mi respiración a pocos centímetros. Susurrarle al oído tabúes prohibidos mientras mis dedos le acarician el clítoris y se clavan hasta el fondo de su vagina.

Placer, todo se mueve entorno al placer. La familia, los amigos, el trabajo, la vida... Por eso está prohibido enamorarse. Eso es peor que la muerte, que el desprecio hacia la propia vida. Me encuentro envuelta en una sociedad malcriada. Todos queremos lo que vemos y a nadie le gusta quién es en verdad. No hacemos más que aparentar y vivir de mentiras. De hipócritas mentiras que nos ensanchan la garganta al pronunciarlas, creando así, una bola de mediocridad asxifiante. Pero nosotros seguimos y seguimos ensanchando nuestras gargantas hasta que estas explotan y nuestra sangre salpica a todos esos idiotas que nos hacen creer que nos escuchan y que les importa lo que decimos, cuando en verdad, no buscan en nosotros más que su propio beneficio.

El ser humano es despreciable. Me repugna y vivir siendo una de ellos se convierte en una pesada cruz. Nada me hace sentir bien excepto saber que soy consciente de que todo es mentira. Por eso me disfrazo por las noches, para ser ella. Ella es superior a todos porque no le salpica el qué dirán ni se basa en unas normas absurdas para comportarse. Hace lo que quiere, pero es consciente del sufrimiento ajeno y, aunque le disguste, siente compasión. Por eso quizás, no es tan fría como le gustaría, pero eso no quita que siga siendo la más cruel de todas.

Por el día llevo impreso el nombre que mis padres me dieron. Llevo una vida normal, con amigos normales y con todas esas chorradas normales. Pero por la noche me convierto en ella y, como un ser venido de otra galaxia, exploro el entorno, camuflándome, mezclandome. Si me ves por la noche sé que te pararás para mirarme de nuevo. No te hagas el valiente conmigo, sólo yo salgo de caza. Tú, sigue buscando brotes tiernos de los que alimentarte, dulce conejito, quizás encuentre interesante lo que hay debajo de tu esponjoso envase... o quizás no.

La noche en Granada es envolvente. Seduce hasta el aire. Me siento como una auténtica vampiresa que se pasea, peligrosa, por las oscuras calles llenas de misterio y recobecos de historia. Sin duda, es la ciudad favorita de ella y también la mía.

Por cierto, aun no he dicho cómo se llama ella. Su nombre es... Eclipse.

5 comentarios:

  1. Buen comienzo, Megapili. Bienvenida al blog.

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  2. Libera tus pechos antoniaaaa!!!!! xDD

    Joe, gracias por invitarme a participar!! Soy virgen en este campo... me pervertiré?? jajajajajajaaja

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  3. Que gran comienzo! Eclipse dara mucha guerra, por lo que veo..

    Bienvenida!

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  4. Tiembla mundo, que sale Eclipse y os dará lo suyo!!!
    Negra, yo prefiero que me haga cosquillas con las pestañas en la espalda, puede ser???

    Os felicito por este blog, seguiré vivitándolo.

    Saludos y mordisquitos.

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  5. hola sesy!!!!

    gracias por pasarte! ya sabes q mis pestañas están a tu entera disposición para deleitarte siempre q kieras xDD

    un besazo wapa!

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